lunes, 27 de mayo de 2013

Sintiendo y percibiendo el milagro antes de que suceda.Dicen que entre Los Alpes y Venecia se construyó la vía férrea antes de que existiera un tren capaz de hacer el recorrido. Esto es desarrollar una confianza de tal magnitud que haga posible un evento que se salga de lo ordinario. Es lo extraordinario, el acontecimiento al que llamamos milagro.

 


Dicen que entre Los Alpes y Venecia se construyó la vía férrea antes de que existiera un tren capaz de hacer el recorrido. Esto es desarrollar una confianza de tal magnitud que haga posible un evento que se salga de lo ordinario. Es lo extraordinario, el acontecimiento al que llamamos milagro.
En ocasiones vivimos circunstancias en las que necesitamos que suceda algo diferente, una solución para la dificultad que estemos experimentando ya sea a nivel económico, de salud, en nuestras relaciones personales o en cualquier otro ámbito de nuestra vida. Deseamos con todas nuestras fuerzas que suceda un milagro, pero al mismo tiempo experimentamoses un temor -tan grande como nuestro deseo- de que se haga real. Y entonces bloqueamos el resultado. Nos resistimos, aunque sea de un modo inconsciente, a aceptar eso que tanto nos gustaría. Y nos preguntamos por qué Dios o El Universo o el Poder Superior (o como quieras llamarlo) no nos concede esa bendición que tanto anhelamos.
Se, por mi propia experiencia, que a veces nos enfocamos en algo que deseamos de todo corazón y nos frustramos cuando no llega a nuestra vida. Es natural sentir tristeza y es sano permitirnos ese sentimiento y llorar. Dejar que las emociones se muevan y recuperar nuestra serenidad. Darnos cuenta de que la expectativa muchas veces va unida a la impaciencia. Queremos experimentar un cambio y queremos que ese cambio se produzca ya. Pero la vida tiene sus tiempos. Incluso aunque nos parezca que estamos preparados para recibir esa experiencia, si no está en nuestra vida es que aún necesitamos sanar algo en nuestro interior.
Pero que no se haya producido todavía en la realidad que vemos no significa que no pueda ocurrir. Es importante que sepamos que, desde la perspectiva de la física cuántica, el milagro ya existe. Es una posibilidad en estado latente, esperando a ser despertada por una intención clara y un sentimiento tan certero que esté libre de titubeos. Para activar esa posibilidad cuántica a la que llamamos milagro, necesitamos entrar en una frecuencia de la misma naturaleza que el resultado deseado. Hacernos cargo de todas las memorias de dolor que nos impiden sentirnos realmente merecedores, en lo profundo de nuestro ser. Borrar las memorias de resentimiento y de culpa. Borrar las memorias de temor. Y dejar que la fe crezca y se despliegue. Esa fe que mueve montañas inhundando todo nuestro ser de confianza. LLevándonos al sentimiento de gratitud por eso que ya existe y que ya comenzamos a saborear.
Y soltar. Porque el intento de control es miedo.Es necesario dejar de empeñarnos en que el resultado sea exactamente aquello a lo que nos aferramos. La inteligencia Infinita del Universo, de la que formamos parte, tiene una visión panorámica de la situación y puede proveernos de los recursos más óptimos para lo que estemos viviendo y sus soluciones suelen ser mucho mejores que las que nosotros pensamos con nuestra mente racional.